El 1 de enero de 2017, la UE autorizaba la venta de insectos para su consumo. Desde entonces, este manjar ha dado el salto a nuestros platos. La entomofagia, el consumo de insectos como alimento, se practica principalmente en regiones tropicales de América y Asia, pero, ¿deberíamos hacer lo mismo? Hoy analizamos este «alimento» para descubrir las ventajas e inconvenientes de su consumo, así que ¡no te quedes sin leerlo!
Fuente de proteínas
El nutriente de mayor interés de los insectos comestibles son las proteínas, siendo estas de elevado valor biológico y constituidas por aminoácidos esenciales como la lisina, treonina y metionina. Además, destaca su ¡elevada digestibilidad!
¡100 gramos de orugas secas contiene cerca de 53 gramos de proteínas!
Otros nutrientes
Si analizamos su grasa, observamos que esta no es muy elevada, aportando ácidos grasos interesantes tales como el omega 3 y 6. Asimismo, los insectos comestibles podrían suponer una fuente muy importante de fibra.
Por otro lado, se han encontrado altos contenidos de minerales como hierro y zinc en ciertas especies de insectos; así como vitaminas del grupo B.
¿Sabías que la quitina, un componente del exoesqueleto de algunos insectos, podría ayudar a fortalecer el sistema inmune y promover el desarrollo de la microbiota intestinal? |
Economía para el bolsillo y el medio ambiente
Además de nutritivo, el consumo de insectos supone una alternativa económica al consumo de carne, ya que su producción es más eficiente:
- Se ahorraría en recursos energéticos debido a que el consumo de agua es menor.
- Su producción implica la emisión de un 99% menos de gases de efecto invernadero.
- Pueden alimentarse de residuos orgánicos como residuos de origen humano o alimentario.
¿Sabías que en el mundo se comen más de 1.900 especies de insectos?
¿Existen peligros?
No se conocen casos de transmisión de enfermedades o parásitos a humanos derivados del consumo de insectos, siempre que hayan sido manipulados en las mismas condiciones de higiene que cualquier otro alimento.
¿Entonces por qué no los comemos? Por lo general, los insectos comestibles inspiran desconfianza, miedo o incluso asco, pero ¿a caso no comemos caracoles, carne de caballo o erizos de mar? ¡Todo depende de una cuestión cultural o psicológica!

Posiblemente esta percepción cambie de aquí a unos años, y así consigamos beneficiarnos de esta fuente de proteínas, a la vez que cuidamos el medio ambiente. Y tú, ¿te animas a probarlos?

Experta en Nutrición, Dietética y Cuidado Personal.
Isabel es dietista-nutricionista con amplia experiencia en diferentes sectores enfocados a la salud, la seguridad alimentaria y la higiene. Tras su paso por caterings, consultas y empresas de auditorías higiénico-alimentarias, Isabel se presenta como una técnica experta en seguridad alimentaria.