La mala alimentación y la falta de actividad física, hacen que la obesidad y el sobrepeso sean uno de los problemas más importantes a día de hoy, además esto puede llevar al tan temido efecto rebote. Si quieres perder peso, es necesario seguir una alimentación equilibrada y baja en calorías, es decir, consumir menos calorías de las que tu cuerpo gasta al día para realizar las funciones diarias.
Durante la restricción calórica, en el cuerpo se activan diferentes mecanismos que dificultan la pérdida progresiva y el mantenimiento del peso alcanzado. Estas adaptaciones metabólicas son las responsables del llamado “efecto yo-yo” o “efecto rebote”.
Esa restricción calórica y la disminución de grasa, activan mecanismos de defensa para reducir el gasto metabólico, además se incrementa la sensación de hambre para “ahorrar calorías”. En esta disminución intervienen: la eficiencia metabólica que hace que se gaste menos energía (termogénesis adaptativa), modificaciones hormonales, reducción de la energía usada durante la digestión de los alimentos (efecto termogénico de los alimentos) y la pérdida de masa muscular (metabólicamente más activa).
¿Cómo evitar el efecto yo-yo o efecto rebote?
– Reduce poco a poco las calorías para que el cambio sea gradual, así evitarás recuperar el peso perdido.
– Huye de las dietas milagro, de las dietas muy estrictas, de aquellas que te recomiendan largos periodos de ingestas energéticas bajas… En fin, de las que te prometen perder peso en sólo unos días. – Consume proteínas, el consumo de éstas te ayudarán a mantener la masa muscular. – Realiza ejercicios de fuerza con pesas, de esta forma mantendrás la masa muscular. – Una vez que te sientas a gusto con tu cuerpo, no abandones el ejercicio físico, éste es el punto clave para mantener tu figura. – Mantén tu nueva alimentación en el tiempo, esta nueva forma de comer debe mantenerse de por vida. – Evita el consumo de refescos, comidas procesadas y bollería industrial. |
Además, puedes incluir un día trampa a la semana para evitar que tu cuerpo se acostumbre a la restricción calórica. En este día, se ingiere una cantidad de energía ligeramente superior a la que necesitas para el mantenimiento de tu peso.
Es un día en el que puedes darte ese gusto y comer lo que te apetezca, pero cuidado ¡no es un día para excesos descontrolados!

Carla es licenciada en nutrición y dietética especializada en hábitos alimenticios saludables.